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La Mente y su Papel en la Realidad

En “Un Curso de Milagros”, se describe esta ilusión como un mecanismo mediante el cual la mente se engaña a sí misma. La percepción del sueño es, por tanto, un reflejo de un estado de desconexión con la realidad verdadera. La mente crea este estado ilusorio para justificar sus percepciones erróneas y mantener una separación con el conocimiento universal.

La Mente y la Creación: Lo Físico y lo No Físico

Una de las premisas fundamentales de ‘Un Curso de Milagros’ es que lo que es ajeno a la mente no tiene una fuente y, por lo tanto, no tiene existencia real. La realidad, según este curso, es únicamente aquello que es eterno e inmutable, y la mente, en su estado de plena conciencia, refleja esta realidad eterna. Todo lo que la mente percibe que está fuera de ella misma es una ilusión, una proyección de pensamientos que no tienen una base verdadera.

Además, el curso sostiene que la mente no puede otorgar atributos que no posee. Por ejemplo, no puede crear verdadera felicidad o paz duradera a partir de objetos físicos o circunstancias externas, ya que estas cualidades son inherentes a su naturaleza espiritual. Intentar encontrar estas cualidades en el mundo físico es una empresa fútil que sólo lleva al desengaño y al sufrimiento. La verdadera paz y felicidad, según ‘Un Curso de Milagros’, se encuentran al reconocer la naturaleza eterna y plena de la mente.

Por último, la mente no puede cambiar su estado eterno de plena conciencia. Aunque puede experimentar estados de confusión o ilusión, su esencia permanece inmutable. Este concepto subraya la idea de que el despertar espiritual no implica un cambio en la naturaleza de la mente, sino más bien un reconocimiento de su verdadera condición. En este sentido, la mente siempre es, y siempre será, una con la Fuente de toda creación.

La Muerte y el Sueño de la Mente: Una Nueva Perspectiva

En el marco de ‘Un Curso de Milagros’, la muerte se presenta como una señal de que la mente está dormida. Esta percepción redefine nuestra comprensión convencional de la muerte, sugiriendo que lo que parece morir no es más que una ilusión, un indicativo de que la mente ha caído en un estado de sueño. Según esta enseñanza, la muerte no es un fin, sino una manifestación de la mente que ha olvidado su verdadera naturaleza.

Esta perspectiva nos invita a considerar la muerte no como una conclusión definitiva, sino como un episodio dentro del sueño de la mente. La verdadera esencia de la mente, de acuerdo con ‘Un Curso de Milagros’, es eterna y siempre consciente. La mente, en su estado puro, nunca duerme y nunca muere. Es el ego, o la percepción errónea de la individualidad, lo que experimenta la muerte y el sueño. Este enfoque transforma radicalmente nuestra visión de la vida y la muerte, mostrándonos que lo que percibimos como pérdida es, en realidad, una oportunidad para despertar a una comprensión más profunda de nuestra existencia.

Entender la muerte desde esta óptica implica reconocer la eternidad de la mente y su inquebrantable vigilia. Al aceptar que nuestra verdadera esencia es inmortal y siempre consciente, podemos liberarnos del miedo a la muerte y del dolor asociado a la pérdida. Esta comprensión nos ofrece una nueva manera de vivir, en la cual la muerte no es un enemigo a vencer, sino un recordatorio de nuestra naturaleza eterna e inmutable.

En última instancia, al recontextualizar la muerte como un sueño de la mente, ‘Un Curso de Milagros’ nos proporciona una herramienta poderosa para transformar nuestra percepción y experimentar una vida más plena y consciente. Nos invita a despertar de la ilusión del sueño y a reconocer la eternidad y la luz inherentes en nuestra verdadera esencia.


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