En lo profundo de tu ser, se encuentra la verdadera esencia de quien ers. Eres el Hijo de Dios, una parte indivisible de Su divinidad. Su identidad trasciende todo lo que puedes concebir en este momento sobre la santidad. La pureza de su ser es refulgente y perfecta, mucho más brillante que cualquier luz que hayas contemplado jamás.
El amor que emana de tu ser es ilimitado, abarcando todas las cosas en la calma de una certeza tranquila. Este amor no conoce límites ni fronteras, pues proviene del amor mismo de Dios. No se basa en los impulsos ardientes que hacen girar al mundo, sino en la fortaleza del amor divino.
Aunque su ser está alejado de este mundo, también está cerca de ti y de Dios. Es en esta dualidad donde encuentras tu verdadera identidad, donde eres capaz de despertar a la verdad en Dios y reconocer que el Cielo me ha sido restituido.
Padre, Tú conoces mi verdadera identidad. Te ruego que me la reveles ahora, para que pueda despertar a la verdad en ti y experimentar la plenitud de mi ser divino. Me entrego a Ti, confiando en que siempre estarás a mi lado, guiándome en el camino hacia la verdad y la realización.
La Verdad acerca de Dios
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